de mi carpeta de "abrazabesos" te diría que...

Uhmmm...
con este frio solamente se me ocurre un "abrazabeso con zapatillas de andar por casa". Y que me lleves contigo.
(Cé)

frío...
llueve...
...
no me acostumbro.
En cambio si te pienso me "ayuda".

Entonces ya correteo, hago la "tonta".
Entonces ya estoy más segura, más fuerte.
Entonces...
pasa que no estas.

(Cé)

Hay momentos en la vida en los que tocas fondo. Y entonces... pasa: "..."

Hay momentos en la vida en los que tocas fondo y es mejor respirar muy hondo, apretar los puños, cerrar los ojos... y quedarte quieta.
(Cé)

shhhhhh...
no me digas nada. No me riñas. Solamente quiero que me acompañes.
(Cé)

¿Y si nos damos un "abrazabeso"?

Consiste en que yo extiendo mis brazos muy muy largamente, haciendo como que te puedo rodear con ellos.
Claro, eso siempre con los ojos cerrados y una enorme sonrisa de "tonta" y... lo del beso ya lo dejo en tu imaginación.

Pero... tiene un "pero". Y es que no estas.

(Cé)

estirar mis piernas y entregarme por completo al viento rozándome... 
y siempre gracias a ti.
(Cé)

Me dormí. 
Sí, conseguí dormirme. 
Y es una experiencia maravillosa. Ni tan siquiera me dio tiempo a ponerle la pizquitita de "luz" que me diste...

Sí, lo reconozco. He sido egoísta. 

Preferí quedármela para mi.
(Cé)

"Hay momentos en la vida en los que alguien se cuela por una rendija y comienza a habitarnos. Nunca sabemos cómo sucede y qué mecanismos se activan bajo la epidermis, pero sentimos sus efectos y nos sorprendemos recordando un rostro, un tacto, una voz."
(Mikel Alvira, EN LA TiERRA DE LOS NOMBRES PROPiOS)